¡Me Rebelo y Actúo!

miércoles, 3 de marzo de 2010

Las 7 Profecías Mayas

Primera Profecía Maya (47:15 minutos)

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Segunda Profecía Maya (46:57 minutos)

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Tercera Profecía Maya (46:46 minutos)

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Cuarta Profecía Maya (45:59 minutos)

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Quinta Profecía Maya (46:50 minutos)

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Sexta Profecía Maya (46:57 minutos)

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Séptima Profecía Maya (46:23 minutos)

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Mensaje al Mundo Occidental

Hau de no sau nee "Pueblo que construye"

Hau de no sau nee es el nombre de la Confederación de Seis Naciones o Iroqueses que agrupa a: Mohawks, Oneidas, Onondagas, Cayugas, Senecas y Tuscaroras. Estos pueblos se ubicaron en el noroeste de Norteamérica. Su cultura y forma de relacionarse han sido estudiadas con mucha curiosidad y dedicación, ya que posibilitaba relaciones horizontales entre los seres humanos y evitaba que una jerarquía vertical estableciera relaciones de poder en la comunidad.

En 1977 formularon tres documentos que sintetizan magistralmente su visión del cosmos, la naturaleza y los seres vivos y, de la historia de la humanidad; estos fueron presentados a las Organizaciones No Gubernamentales de las Naciones Unidas. Éste es el primero de ellos:

Hau de no sau nee, o Confederación de las Seis Naciones Iroquesas, ha existido en esta tierra desde el comienzo de la memoria humana. Nuestra cultura está entre las más antiguas culturas de existencia continua en el mundo. Nosotros recordamos todavía los más antiguos hechos de los seres humanos. Recordamos las instrucciones originales de los Creadores de Vida en este lugar que llamamos Etenoha: Madre Tierra. Somos los guardianes espirituales de este lugar. Somos los Ongwhehonwhe el Pueblo Genuino.

En el comienzo, nos fue dicho que los seres humanos que caminan sobre la Tierra han sido provistos con todas las cosas necesarias para la vida. Se nos instruyó para portar amor del uno al otro, y para demostrar un gran respeto por todos los seres de esta Tierra. Se nos mostró que nuestra vida existe con la vida arbórea, que nuestro bienestar depende del bienestar de la Vida Vegetal, que somos parientes cercanos de los seres de cuatro patas. En nuestras maneras, la consciencia espiritual es la forma política más elevada.

El nuestro es un Estilo de Vida. Creemos que todos los seres vivientes son seres espirituales. Los espíritus pueden ser expresados como formas de energía manifestadas en la materia. Una hoja de hierba es una forma de energía manifestada en materia: materia de hierba. El espíritu de la hierba es esa fuerza no visible que produce las especies de hierba, y se manifiesta a nosotros en la forma de hierba real.

Todas las cosas del mundo son reales, cosas materiales. La Creación es un verdadero fenómeno material, y la Creación se manifiesta a nosotros a través de la realidad. El universo espiritual, entonces, se manifiesta al Hombre como la Creación, la Creación que sostiene la vida. Creemos que el hombre es real, una parte de la Creación, y que su deber es sostener la vida en conjunción con los demás seres. Es por eso que nos llamamos a nosotros mismos los Ongwhehonwhe -el Pueblo Genuino (o Real).

Las instrucciones originales indican que quienes caminamos por la Tierra tenemos que expresar un gran respeto, un afecto, y una gratitud hacia todos los espíritus que crean y sostienen la Vida. Congratulamos y agradecemos a los muchos sostenedores de nuestras vidas: el maíz, los porotos, la calabaza, los vientos, el sol. Cuando la gente cesa de respetar y expresar gratitud hacia estas muchas cosas, entonces toda la vida es destruida, y la vida humana en este planeta llegará a su fin.

Nuestras raíces calan hondo en las tierras donde vivimos. Tenemos un gran amor por nuestro país, pues en él se encuentra nuestro lugar de nacimiento. El suelo es rico de los huesos de miles de los de nuestras generaciones. Cada uno de nosotros fue creado en tales tierras, y es nuestro deber cuidarlas mucho, porque de esas tierras brotarán las futuras generaciones de los Ongwhehonwhe. Caminamos por ellas con gran respeto, porque la Tierra es un lugar muy sagrado. 

No somos un pueblo que exige o le pide cosa alguna a los Creadores de la Vida, sino que en cambio, saludamos y agradecemos que todas las fuerzas de la Vida estén todavía en acción. Comprendemos profundamente nuestra relación con todos los seres vivientes. Hasta este día, los territorios que todavía conservamos están llenos de árboles, animales y demás dones de la Creación. En tales lugares todavía recibimos nuestro sustento de nuestra Madre Tierra. 

Hemos visto que no toda la gente de la Tierra muestra el mismo tipo de respeto por este mundo y sus seres. El pueblo Indo-Europeo que ha colonizado nuestras tierras ha evidenciado muy poco respeto por las cosas que crean y sostienen la Vida. Creemos que tal gente cesó su respeto por el mundo hace un larguísimo tiempo. Muchos miles de años atrás, todos los pueblos del mundo creían en el mismo Modo de Vida, el de la armonía con el universo. Todos ellos vivían de acuerdo con las Maneras Naturales. 

Alrededor de diez mil años atrás, gente que hablaba los idiomas Indo-Europeos vivía en un área que hoy conocemos como las Estepas de Rusia. En tal época, eran un pueblo del Mundo Natural que vivía de la tierra. Había desarrollado la agricultura, y se dice que había iniciado la práctica de la domesticación de los animales. Se ignora que fue el primer pueblo del mundo que practicó la domesticación de los animales. Los cazadores y recolectores que erraban por el área probablemente adquirieron animales al pueblo agricultural, y adoptaron una economía basada en reunir y criar rebaños de animales. 

El juntar y criar animales señaló una alteración básica de la relación de los humanos con otras formas de vida. Puso en movimiento una de las verdaderas revoluciones de la historia humana. Antes de los rebaños, los humanos dependían de la Naturaleza para los poderes reproductivos del mundo animal. Con el advenimiento de los rebaños, los humanos asumieron las funciones que a través de los tiempos habían sido las funciones de los espíritus de los animales. Tiempo después de que eso sucedió, la historia registra la aparición inicial de la organización social conocida como "patriarcado".

El área entre los ríos Tigris y Eúfrates fue la patria, en tiempos antiguos, de varios pueblos, muchos de los cuales hablaban lenguajes Semíticos. Los pueblos Semitas estuvieron entre los primeros del mundo que desarrollaron una tecnología de la irrigación. Este desarrollo condujo al surgimiento inicial de poblados, y eventualmente de ciudades. La manipulación de las aguas, otra forma de vida espiritual, representó otro estilo en el cual los humanos desarrollaron una tecnología que reproducía funciones de la Naturaleza. 

Dentro de estas culturas, se cristalizó una organización social estratificada jerárquicamente. Las civilizaciones antiguas desarrollaron el imperialismo, en parte debido a la propia naturaleza de las ciudades. Obviamente, las ciudades son concentraciones de población. Más importante todavía: son lugares que deben importar desde el campo las necesidades materiales de dicha concentración. Esto significa que el Mundo Natural debe ser subyugado, exprimido y explotado según el interés de la ciudad. Para ordenar este proceso, el mundo Semítico desarrolló códigos tempranos de ley También desarrollaron una idea del monoteísmo que sirviera como modelo espiritual para su organización material y política. 

Mucho de la historia del mundo antiguo relata las luchas entre los pueblos Indo-Europea y Semíticos. Durante un periodo de varios milenios, las dos culturas se impactaron y combinaron. En el siglo -2 (A.C.), algunos Indo-Europeos, más específicamente los Griegos, habían adoptado la práctica de edificar ciudades, envolviéndose así en el proceso que denominaron "Civilización".

Ambas culturas desarrollaron tecnologías afines a tales civilizaciones. Los pueblos Semitas inventaron marmitas que permitieron la, creación de alfarería para el comercio y el acopio de excedentes. Esas marmitas primitivas se convirtieron en hornos que podían generar calor suficiente para fundir metales, notablemente cobre, estaño y bronce. Los Indo-Europeos desarrollaron la manera de fundir el hierro. 

Roma fue heredera de estas dos culturas, se convirtió en el lugar donde sucede el engarce final. Roma es también el auténtico lugar de nacimiento del Cristianismo. El proceso que ha venido a ser la cultura de Occidente es histórica y lingüísticamente una cultura Semítico / indoeuropea, pero ha sido comúnmente definido como tradición Judeo-Cristiana. 

El Cristianismo fue un elemento absolutamente esencial del desarrollo inicial de este tipo tecnología. El Cristianismo preconizaba un solo Dios. Era una religión que se imponía a si misma exclusivamente sobre todos los demás. El pueblo local de los bosques europeos era un pueblo que creía en los espíritus de las forestas, las aguas, las colinas y la tierra; el cristianismo atacó tales creencias, y efectivamente desespiritualizó al mundo Europeo. Los pueblos cristianos, que poseían armamentos superiores y necesidad de expansión, pudieron someter militarmente a los pueblos tribales de Europa. 

La disponibilidad del hierro condujo al desarrollo de herramientas que podían talar el bosque fuente de carbón de leña para hacer mas herramientas. Las nuevas tierras, despejadas de árboles, fueron entonces trabajadas por el flamante desarrollo del arado de hierro que fue, por primera vez, tirado por caballos. Con semejante tecnología mucha menos gente podía trabajar mucha más tierra, y efectivamente muchos hombres fueron desplazados para volverse soldados o campesinos sin tierra. El surgimiento de esa tecnología dio paso a la Edad Feudal e hizo posible, eventualmente, la aparición de nuevas ciudades y un comercio expansivo También marcó el principio del fin del bosque Europeo, aunque para completarse dicho proceso llevó mucho tiempo.

La edificación eventual de ciudades y el surgimiento concomitante del Estado Europeo crearon la arremetida de expansión y búsqueda mercados, que condujeron a hombres, tales como Colón, a desplegar las velas a través del Atlántico. El desarrollo de los navíos a velas y las tecnologías de navegación volvió inevitable el "descubrimiento" de las Américas.

Las Américas proporcionaron a los europeos una vasta área nueva para la expansión y la explotación material. Inicialmente, las Américas suministraron materiales nuevos y hasta materiales terminados para la economía mundial en desarrollo que se fundaba en las tecnologías Indo-Europeas. La Civilización Europea tiene una historia de apogeos y decadencias según las tecnologías alcanzan sus límites materiales y culturales. El finito mundo Natural ha proporcionado siempre una especie de contradicción intrínseca ante la expansión Occidental.

Los Indo-Europeos atacaron cada aspecto de Norteamérica con saña sin paralelos. Los pueblos Nativos fueron destruidos despiadadamente porque eran un elemento inasimilable para las civilizaciones de Occidente. Los bosques proporcionaban materiales para buques grandes, la tierra era fresca y fértil para los excedentes agriculturales, y algunas áreas proveían fuentes de mano de obra esclava para los conquistadores invasores. A la hora de la Revolución Industrial, a mediados del siglo XIX, Norteamérica ya era líder en el área del desarrollo de las tecnologías extractoras. 

Los bosques de maderas duras del noroeste fueron abatidos con la finalidad de proveer maderas agrícolas. Aquellos bosques fueron destruidos para crear carbón de leña para las forjas de los fundidores de hierro y los herreros. Hacia 1890, Occidente se había volcado al carbón, un combustible fósil, a fin de abastecer la energía necesaria para las muchas formas de maquinaria que habían sido desarrolladas. Durante la primera mitad del siglo XX, el petróleo reemplazó al carbón como fuente de energía. 

La cultura Occidental ha sido horriblemente explotadora y destructora del Mundo Natural. Más de 140 especies de aves y animales han sido totalmente destruidas desde la llegada Europea a las Américas, en su mayor parte porque a los ojos de los invasores eran inutilizables. Los bosques fueron aplanados, las aguas contaminadas, los pueblos Nativos sometidos al genocidio. Las vastas manadas de herbívoros quedaron reducidas a meros puñados, el búfalo casi quedó extinguido. La tecnología Occidental y la gente que la ha empleado han constituido las fuerzas pasmosamente más destructivas de la historia humana. Ningún desastre natural ha destruido en tamaña magnitud. Ni siquiera la Edad Glacial tuvo tantas victimas. Pero así como los bosques de maderas duras, los combustibles fósiles también son recursos finitos. A medida que avanzó la segunda mitad del siglo XX, la gente de Occidente pasó a buscar otras fuentes de energía que motivaran su tecnología. Sus ojos se han posado en la energía atómica, una forma de producción energética cuyos sub-productos son las substancias más ponzoñosas que el hombre haya jamás conocido. 

Hoy la especie del Hombre enfrenta la cuestión de la propia sobrevivencia de la especie. El estilo de vida conocido como Civilización Occidental está en una senda mortal para la que su propia cultura carece de respuestas viables. Cuando se encara con la realidad de su propia destructividad, sólo atina a avanzar ha, terrenos de destrucción mas eficientes. La aparición del Plutonio en este planeta es la más clara de las señales de que nuestra especie está en dificultades. Es una señal que muchos Occidentales han elegido ignorar. 

El aire está podrido, las aguas están envenenadas, los árboles se mueren, los animales están desapareciendo. Pensamos que hasta los sistemas climáticos se están modificando Nuestras enseñanzas antiguas nos advirtieron, que si el Hombre interfería las leyes Naturales tales cosas iban a suceder. Cuando el último Estilo Natural de Vida se haya ido, toda la expectativa de sobrevivencia humana se habrá ido con él. Y nuestro Estilo de Vida desaparece velozmente, víctima de procesos destructivos. 

Los otros documentos de Hau de no sau nee han delineado nuestro análisis de la opresión legal y económica. 

Pero nuestro mensaje esencial al mundo es un llamado básico a la consciencia. La destrucción de las culturas y los pueblos Nativos es el mismo proceso que ha destruido y está destruyendo la vida en este planeta. Las tecnologías y los sistemas sociales que han destruido la vida de los animales y de las plantas, también están destruyendo a los pueblos Nativos. Ese proceso es la Civilización Occidental. Sabemos que hay mucha gente en el mundo que puede discernir rápidamente la intención de nuestro mensaje. Pero la experiencia nos ha enseñado que son muy pocos los que desean buscar un método para determinar cualquier cambio real. Si es que va a existir un futuro para todos los seres de este planeta, tenemos que comenzar a buscar las avenidas del cambio. 

Los procesos de colonialismo e imperialismo que han afectado al Hau de no sau nee son apenas un microcosmos de los procesos que afectan al mundo. El sistema de reservaciones empleado contra nuestro pueblo es un microcosmos del sistema de explotación utilizado contra el mundo entero. Desde los tiempos de Marco Polo, Occidente ha estado refinando un proceso que ha mixtificado a los pueblos de la Tierra. 

La mayoría del mundo no halla sus raíces en la cultura o las tradiciones Occidentales. La mayoría del mundo tiene sus raíces en el Mundo Natural, y es el Mundo Natural, y las tradiciones del Mundo Natural, las que deben prevalecer si es que vamos a desenvolver sociedades verdaderamente libres y equitativas. 

Resulta necesario, a esta hora, que iniciemos una dinámica de análisis crítico de los procesos históricos de Occidente, para exponer la naturaleza real de las raíces de las condiciones explotadoras y opresivas que fuerzan a la Humanidad. Al mismo tiempo, mientras obtenemos la comprensión de estos procesos, debemos reinterpretar dicha historia para los pueblos del mundo. En ultima instancia, el pueblo más oprimido y explotado es el pueblo de occidente. Cargan el peso de siglos de racismo, sexismo e ignorancia que han vuelto insensibles a sus gentes a la verdadera naturaleza de sus vidas. 

Tenemos que desafiar consciente y continuamente cada modelo, cada programa, y cada proceso que Occidente trata de imponernos. En su libro Pedagogía del Oprimido, Paulo Freire escribió que imitar al opresor es una característica del oprimido, para obtener a través de tal acción un alivio a la condición opresiva. Debemos aprender a resistir tal respuesta a la opresión. 

La gente que vive en este planeta precisa quebrar el estrecho concepto de la liberación humana, y comenzar a ver la liberación como algo que es menester expandir a la integridad del Mundo Natural. Lo que se necesita es la liberación de todas las cosas que sostienen la Vida -el aire, las aguas, los árboles- todas las cosas que sostienen la sagrada trama de la Vida. 

Sentimos que los pueblos Nativos del Hemisferio Occidental pueden seguir contribuyendo a !a sobrevivencia potencial de la especie humana. La mayoría de nuestra gente todavía vive de acuerdo con las tradiciones que hunden sus raíces en la Madre Tierra. Pero los pueblos Nativos tienen necesidad de un foro donde nuestra voz pueda ser escuchada. Y precisamos alianzas con otros pueblos del mundo que nos asistan en nuestra pugna para recuperar y mantener nuestras tierras ancestrales, y para proteger el Modo de Vida que seguimos. 

Sabemos que es una labor muy dificultosa. Muchas naciones-estados pueden verse amenazadas por la posición que representan la protección y liberación de los pueblos y las culturas, del Mundo Natural una orientación transformadora que debe ser integrada por las estrategias políticas del pueblo que busque defender la dignidad del Hombre. Pero tal posición cita creciendo en fortaleza, y representa una estrategia necesaria en la evolución de un pensamiento transformador.

Los pueblos Nativos, tradicionales tienen la clave para revertir los procesos que en la Civilización Occidental prometen un inimaginable futuro de sufrimiento y destrucción. El espiritualismo es la forma más elevada de la consciencia política. Y nosotros, los pueblos Nativos del Hemisferio Occidental, estamos entre los portadores sobrevivientes de tal tipo de consciencia en el mundo. Aquí estamos para impartir ese mensaje.

Mensaje al Mundo Occidental
Hau de no sau nee

Referencia: Ecovisiones

viernes, 26 de febrero de 2010

Apaga la Tele, Enciende Tu Mente

Miércoles desde las 22 horas

Excelente programa de la Radio Comunitaria Primavera de Talca, ubicada en Las Américas, conducido por el "Comunicador Popular" Nacho y Raúl en los controles. Medita en conversación con ellos y sus invitados cada noche de miércoles a las 22 horas. Apaga la tele y enciende tu mente; escucha, infórmate y se parte de esta revolución.

Oración del Cacique Seattle, 1854

por Dr. Henry A. Smith

El anciano Cacique Seattle era el indio más corpulento que jamás vi, y de lejos el de aspecto más noble. Medía 1,80 m., de pie sobre sus mocasines, tenía espaldad anchas, un pecho profundo y finas proporciones. Sus ojos eran grandes, inteligentes, expresivos y amistosos cuando se hallaban en reposo, y fielmente reflejaban los variables humores del alma inmensa que miraba a través de ellos. Era usualmente solemne, callado, y digno, pero en numerosas ocasiones se desplazaba entre multitudes reunidas, como un Titán entre Liliputienses, y sus leves palabras constituían leyes.

Cuando se ponía de pie para hablar en el consejo tribal o para dar tiernos consejos, todos los ojos se volvían hacia él, y profundas, sonoras y elocuentes frases rodaban de sus labios como incesantes truenos de cataratas que fluyen desde fuentes inextinguibles. Y su magnífico porte era tan noble como el del más cultivado jefe militar al mando de las fuerzas de un continente. Ni su elocuencia, ni su dignidad, ni su gracia fueron algo adquirido. Eran tan nativas de su hombría como las hojas y los capullos de un almendro en flor.

Su influencia era maravillosa. Podría haber sido un emperador, pero sus instintos eran democráticos, y gobernaba a sus leales súbditos con bondad y benigno paternalismo.

Siempre se sentía halagado por la marcada atención que le prestaban los hombres blancos, y nunca tanto como cuando se sentaban en las mesas, y en tales ocasiones se manifestaba más que en cualquier otro lugar con los genuinos instintos de un caballero.

Cuando el gobernador Stevens llegó por primera vez a Seattle y le dijo a los nativos que había sido nombrado Comisionado de Asuntos Indígenas del territorio de Washington, le dieron una efusiva recepción frente a la oficina del doctor Maynard, cerca de la ribera sobre la calle principal. La bahía era un enjambre de canoas y en la playa había una fila de ondulante, contorneante, parda humanidad, hasta que la voz con tono de trompeta del viejo Cacique Seattle rodó sobre la inmensa multitud, como la sobrecogedora diana de un tambor grave, cuando el silencio se volvió instantáneo y perfecto, como el que sigue al bramido del trueno desde un cielo claro.

El gobernador fue entonces presentado a la multitud nativa por el doctor Maynard, y de inmediato comenzó, con estilo conversador, llano y frontal, la explicación de su misión entre ellos, la cual es demasiado bien entendida como para requerir una capitulación.

Cuando él se sentó, el Cacique Seattle se levantó con toda la dignidad de un senador que lleva sobre sus hombros la responsabilidad de una gran nación. Colocando una mano por encima de la cabeza del gobernador y señalando lentamente hacia el cielo con el dedo índice de la otra, comenzó su memorable discurso con tonos solemnes e impresionantes.

"Que el cielo que lloró lágrimas de compasión sobre mi pueblo durante siglos mudos, y que para nosotros luce como inmodificable y eterno, pueda cambiar. Hoy el día está bueno. Puede ser que mañana aparezca cubierto de nubes.

Mis palabras son como las estrellas que nunca cambian. En lo que Seattle diga, puede fundarse el Gran Cacique Washington con tanta certeza como puede hacerlo en el retorno del sol o de las estaciones.

El jefe blanco nos dice que el Gran Cacique Washington nos envía saludos de amistad y buena voluntad. Esto es gentil de su parte, pues sabemos que tiene poca necesidad de nuestra amistad a cambio. Mis gentes son pocas. Parecen árboles dispersos en una planicie barrida por la tormenta. El gran -y yo presumo- buen Cacique Blanco, nos manda decir que quiere comprar tierras nuestras pero que desea permitirnos la suficiente para que podamos vivir confortablemente. Sin duda, esto parece justo, y hasta generoso, pues el Hombre Piel Roja ya no tiene derechos que él necesite respetar, y la oferta podría ser sabia, también, pues ya no necesitamos un país tan extenso.

Hubo una época en la que nuestro pueblo cubría la tierra como las ondas con que un mar rizado por el viento cubre su fondo revestido de conchillas, pero esa época pasó hace mucho tiempo, y la grandeza de las tribus no pasa ahora de ser un recuerdo luctoso. No obstentaré ni lamentaré nuestra decadencia, ni haré reproches a mis hermanos carapálidas por acelerarla, pues también nos cabe a nosotros una parte de la culpa.

La juventud es impulsiva. Cuando nuestros jóvenes se enfurecieron por una injusticia real o imaginaria, y desfiguraron sus rostros con pintura negra, ello denotó que sus corazones son negros, que a menudo son crueles e implacables, y que nuestros ancianos y ancianas no son capaces de refrenarlos. Así ha sido siempre. Así ocurrió cuando el hombre blanco empezó a empujar a nuestros antecesores hacia el Oeste. Pero tengamos la esperanza de que las hostilidades entre nosotros jamás retornen. Tenemos todo para perder y nada para ganar.

Cierto es que la venganza, para nuestros bravos jóvenes, es considerada una victoria, aun al precio de sus propias vidas. Pero los ancianos que permanecen en sus casas en tiempos de guerra, y las ancianas, que tienen hijos para perder, saben mejor la cosa.

Nuestro gran padre, Washington, pues supongo que ahora es también nuestro padre como lo es de vosotros, puesto que George ha mudado sus fronteras hacia el Norte, digo, nos manda decir por su hijo -quien, sin duda, es un gran jefe entre su gente- que si actuamos como él desea, va a protegernos. Sus bravíos ejércitos serán para nosotros un erizado muro de fortaleza, y sus grandes buques de guerra llenarán nuestros puertos para que nuestros antiguos enemigos del Norte, los Simsiams y los Hydas, no aterroricen más a nuestras mujeres y a nuestros mayores. Entonces, él será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos.

¿Pero esto podrá acontecer? Vuestro Dios ama a su pueblo y odia al mío. Envuelve amorosamente con sus poderosos brazos al hombre blanco y lo conduce así como un padre conduce a su hijo pequeño, pero se ha olvidado de sus hijos de piel roja. Cada día hace que su pueblo se vuelva más fuerte y muy pronto ellos llenarán la tierra, mientras la marea de mi gente retrocede a gran velocidad, y nunca  refluirá de nuevo. El Dios del hombre blanco no puede amar a sus hijos pieles rojas, pues si no los protegería. Parecen ser como huérfanos y no tienen hacia donde procurar auxilio. Entonces, ¿cómo es que podemos ser hermanos? ¿Cómo puede vuestro padre volverse nuestro padre y traernos prosperidad y estimular en nosotros sueños de una grandeza que regresa?

A nosotros, vuestro Dios nos parece parcial. El advino para el hombre blanco. Jamás Lo vimos: nunca siquiera escuchamos Su voz. Él le dio leyes al hombre blanco pero no tuvo palabra alguna para sus hijos pieles rojas cuyos rebosantes millones llenaban este vasto continente así como las estrellas llenan el firmamento. No, somos dos razas diferentes y deberemos seguir así para siempre. Hay poco en común entre nosotros. Las cenizas de nuestros antepasados son sagradas y su lugar final de reposo es el suelo consagrado, mientras vosotros deambuláis lejos de las tumbas de vuestros padres, aparentemente sin lamentarlo.

Vuestra religión fue escrita sobre tabletas de piedra por el dedo de hierro de un Dios iracundo, y con miedo de que vosotros lo olvidéis, el hombre de piel roja no podrá nunca recordarlo ni comprenderlo.

Nuestra religión consiste en las tradiciones de nuestros antecesores y en el sueño de nuestros ancianos, dada a ellos por el gran Espíritu y las visiones de nuestros caciques, y está escrita en los corazones de nuestro pueblo.

Vuestros muertos dejan de amarles y de amar los hogares de su natalicio cuando traspasan los portales de la tumba. Deambulan lejos, más allá de las estrellas, pronto son olvidados, y jamás regresan. Nuestros muertos nunca olvidan el hermoso mundo que les dio su ser. Siguen amando sus ríos sinuosos, sus grandes montañas y sus valles apartados, y siempre añoran con tierno afecto a los vivientes de corazón solitario, y a menudo regresan para visitarlos y reconfortarlos.

El día y la noche no pueden morar juntos. El hombre de piel roja jamás rehuyó la proximidad del hombre blanco, mientras las cambiantes brumas de las laderas de las montañas se esfuman ante el ardiente sol de la mañana.

Sin embargo vuestra propuesta me parece justa, y pienso que mi gente va a aceptarla y se retirará a la reservación que les ofrece, donde viviremos apartados y en paz, pues las palabras del Gran Jefe Blanco parecen ser la voz de la naturaleza hablándole a mi pueblo desde la espesa tiniebla que velozmente se acumula alrededor de ella como una densa neblina que flota tierra adentro desde el mar a medianoche.

Importa muy poquito dónde pasaremos el resto de nuestras vidas, porque ya no somos muchos.

La noche del Indio promete ser oscura. Ninguna estrella brillante asoma sobre el horizonte. Vientos de voz triste gimen a la distancia. Alguna fea Némesis (justicia o venganza) de nuestra raza se encuentra en la huella del piel roja, y donde quiera que vaya escuchará con seguridad cómo se aproximan los pasos de la fuerza destructora y se preparará para encontrarse con su perdición, así como el gamo herido oye que se acercan los pasos del cazador. Algunas pocas lunas más, algunos pocos inviernos más, y ninguno de todos los poderosos huéspedes que alguna vez llenaron esta inmensa tierra, y que ahora vagan en bandadas fragmentarias por las vastas soledades, permanecerá para llorar sobre las tumbas de un pueblo alguna vez tan poderoso y tan esperanzado como el vuestro.

¿Pero por qué deberíamos afligirnos? ¿Por qué debo yo murmurar sobre la suerte de mi pueblo? Las tribus están hechas de individuos y no son mejores de lo que ellos son. Los hombres vienen y van como las olas del mar. Una lágrima, una mortaja, un funeral, y se van de nuestros anhelantes ojos para siempre. Hasta el hombre blanco, cuyo Dios caminó y conversó con él, de amigo a amigo, no está eximido de este futuro común. Tal vez seamos hermanos, después de todo. Ya lo veremos.

Estudiaremos vuestra propuesta, y cuando tomemos una decisión, la comunicaremos. Pero en caso de que la aceptemos, aquí y ahora establezco esta primera condición: Que no se nos negará el privilegio, sin ser molestados, de visitar a voluntad las tumbas de nuestros antecesores y amigos. Cada porción de este país es sagrada para mi pueblo. Cada colina, cada valle, cada llanura y cada arboleda ha sido reverenciada por algún recuerdo afectuoso o por alguna experiencia triste de mi tribu.

Hasta las rocas que parecen yacer como idiotas mientras se achicharran bajo el sol a lo largo de las costas del mar con solemne grandeza, se estremecen con recuerdos de eventos pasados conectados con el destino de mi pueblo, y el mismísimo polvo bajo vuestros pies responde más amorosamente a nuestras pisadas que a las vuestras, porque son las cenizas de nuestros antepasados, y nuestros pies descalzos están conscientes del roce benévolo, pues el suelo está enriquecido con la vida de nuestros parientes.

Los difuntos guerreros, las afables madres, las muchachas de corazón alegre, y los niños que vivieron y se regocijaron aquí, y cuyos nombres propios ahora se olvidaron, todavía aman estas soledades, y su honda rapidez en el crepúsculo crece sombríamente con la presencia de espíritus morenos.

Y cuando el último piel roja haya sucumbido en la tierra y su memoria entre los hombres blancos se haya vuelto un mito, estas cosas tendrán enjambres de los invisibles muertos de mi tribu, y cuando los hijos de vuestros hijos se crean solos en el campo, en la tienda, en los negocios, por los caminos o en el silencio de los bosques, no estarán solos. En ningún lugar de la tierra hay sitio alguno dedicado a la soledad. De noche, cuando las calles de vuestras ciudades y aldeas estén silenciosas, y piensen que están desiertas, se hallarán atestadas por los huéspedes que regresan, los que alguna vez colmaron y todavía aman esta hermosa tierra. El hombre blanco jamás estará solo.

Dejemos que sea justo y trate bondadosamente a mi pueblo, pues los muertos no son impotentes.

¿Muertos, dije? No existe la muerte, se trata apenas de un cambio de mundos."

Siguieron otros disertantes, pero no tomé notas. La respuesta del gobernador Stevens fue breve. Simplemente se comprometió a reunirse con ellos en un consejo general en alguna ocasión futura para debatir el tratado propuesto. La promesa del Cacique Seattle de adherir al tratado, si se ratificaba alguno, fue observada al pie de la letra, pues siempre fue un amigo solícito y fiel del hombre blanco. Lo que antecede no es más que un fragmento de su alocución, y no posee todo el encanto dado por la gracia y la gentileza del veterano varón orador, y de la ocasión.

Dr. Henry A. Smith
Crónica publicada en el Seattle Sunday Star,
el 29 de octubre de 1887.

Referencia: Ecovisiones.cl

SubVerso

Hip Hop Conciente Revolucionario

No es necesario ser hip-hop para escuchar la letra de estas canciones. Que lo convencional no te cierre las puertas a esta nueva información.
A pensar...








Garbage Warrior

de Oliver Hodge
1 hora 26 minutos

[Garbage+Warrior.jpg]

Michael Reynolds lleva 35 años rompiendo las normas de la arquitectura y sociedad convencional. Sus viviendas son autosuficientes casi en su totalidad, prescindiendo de recursos externos hasta puntos poco imaginables. Éste sistema de trabajo ha sido rechazado por políticos y compañeros de profesión que sólo desde hace unos años, (curiosamente a partir del desastre del gran Tsunami) reconocen la validez de estas construcciones.

Descarga

martes, 16 de febrero de 2010

Tocata Solidaria Mehuin

[tocata_solidaria.jpg]

El Comité de Defensa del Mar, ha resistido por 14 años protegiendo las aguas de Mehuin, argumentando que la empresa Forestal CELCO derramaría toneladas de Aluminio y litros de Arsénico al construir su ducto al mar. Para esto, el Colectivo Nouveau, en Talca, convoca a una peña solidaria para apoyar esta valiente y noble causa, a realizarse este Sábado 2 de Febrero de 2010 a las 22.30, en 5 ote 2 y 3 sur n° 932, el valor de la entrada es un aporte de $500, a lo que se puede sumar alimento no perecible.

Actuemos y unámonos!

+ información: www.noalducto.com

La Historia de las Cosas

con Annie Leonard
21:16 minutos

Conoce todas las aristas de un sistema creado
para mantenernos en crisis hasta el colapso.

domingo, 14 de febrero de 2010

¡Me Rebelo..., y Siento!

Por Roberto Cabrera Olea

A veces, la vida nos obliga a saltar al vacío… Hacerlo sin miedo, con los ojos abiertos, en una gran exhalación, entregados al amor profundo y verdadero por lo que realmente somos, es el desafío que el universo nos está poniendo…

En estos tiempos estamos ante la vital necesidad de transmutar los valores añejos que nos han forjado como personas. Aquellos que nos conectan instantáneamente con la culpa y el castigo, con el sometimiento y la obediencia. Me refiero principalmente a la importancia de recobrar esa espontaneidad de acción que fuimos olvidando al pasar de los años. Espontaneidad que perdimos para poner encima la cautela, que no es más que la hija del miedo a la desaprobación y al rechazo por parte de una sociedad que grita el desamor por quien no abraza sus normas.

Fuimos, poco a poco, construyendo un modelo de acción en el que el pensar antes de actuar es la base de nuestro aparecer en el mundo. Pero, ¡qué burla a nuestra esencia resulta el postergar nuestro sentir más vivo y apasionado para dejar que sólo brote un mínimo de nuestro sentir, y con esto conseguir pertenecer a un mundo que te observa como si en el siguiente movimiento fueras a errar, es más, es como si lo esperara, ya que así confirma sus leyes y verdades!

¡Yo me rebelo…, y siento! Y con esto quiero decir que me cansé, ya que permití suficiente ahogo de mi ser por miedo a no ser amado como siento que me merezco. ¡Qué iluso! Tanto tiempo de ser fiel a normas y costumbres nacidas del más brutal control; ya es demasiado tiempo de infidelidades a mi esencia, aquella que por sí sola tiene el amor suficiente no sólo para vivir esta vida terrenal, sino que cubre hasta los vuelos de ensueño que doy cuando me siento y reconozco libre.

Nada ya me obliga, y me sumo al tan temido salto al vacío que significa darme mi propia felicidad, sin culpar al mundo ni a los demás por las lágrimas que con dolor a veces brotan de mis ojos. Si la sociedad humana obliga, yo le permití hacerlo. Soy parte de una consciencia mayor en la que todos participamos, es decir, que si el mundo muestra la cara que muestra en estos días, es porque yo y todos vibramos en esa música. Este salto al vacío no implica escapar, sino reconocer que si los colores del mundo no me gustan es porque no fui un gran pintor…, pero ¡puedo llegar a serlo!

El punto esencial aquí, y como siempre, es el amor, pero ese amor que es la energía de nuestro origen, no el sentimiento que conocemos por amor. El sentimiento del amor, muchas veces, es una zancadilla que nosotros mismos nos hacemos para no encontrar la verdadera energía de creación. Nuestra soberanía no es algo fácil de alcanzar, y comienza en el nivel de amor que cada uno pueda darse a sí mismo… incluso dejando de pensar en dar al otro porque así se nos enseñó. Se supone que ese debería ser nuestro actuar, ¿cierto? Olvidarnos de nosotros mismos para dar al prójimo, siguiendo esos añejos valores de un cristianismo tan alejado de aquel hombre que murió en la cruz. Si das todo a otro pierdes tu fuerza y te desvalorizas a tal punto que cedes tu poder a quien quiera tomarlo; este acto tan enraizado en nuestra sociedad nace de aquellas mentes que buscaron tomar nuestra conciencia para hacerse del destino de la humanidad, ¿y cómo? Generando miedo, culpas y castigo…, y haciéndonos creer que algo malo vive dentro nuestro, intrínseco, algo pecaminoso. Aunque tengamos conciencia de nuestros enredos de poderes y sometimientos, aún ruge en nuestro interior el monstruo del castigo por no ser buenos como se nos enseñó que debíamos ser. Por eso es que yo me rebelo, y me entrego al sentir antes que a la razón sin control, que me dice cómo debo actuar en la vida y ante los demás.

El ser bueno o ser malo es la mayor estafa que ha creado el ser humano.

La bondad o la entrega a otro que lo necesite no parte del despojo de mi alma, parte del total amor que primero me puedo dar a mí mismo. Amarme, sentirme, aceptarme, darme cuenta de mis potenciales y explotarlos…, eso me da brillo para que otro vea que es posible brillar por sí solo. Prefiero aportar al mundo en este sentir antes de llenar de migajas y limosnas a quienes aún creen que no pueden ser felices o que la pobreza es su destino. En vez de combatir a piedrazos o luchar con las mismas armas que nos desempoderan, prefiero cambiar la visión de mí mismo y alcanzar la máxima altura posible para que otros vean que es posible el propio amor… ese que por rebalse inundará al mundo. Eso es poder, el verdadero poder al que temen los que tienen las riendas de la conciencia colectiva.

Yo no amo al mundo como algo externo a mi experiencia, yo no parto por amar a quien sufre, porque todos y todo son mi propia experiencia. Si yo vibro alto, en esa energía creadora que es el amor, el mundo habrá dado un salto importante hacia su libertad. La revelación parte aquí dentro, y es más un sentir que un concepto; es cuando puedes permitir la conciencia de que nada tienes que hacer para que el amor bulla en ti. La conciencia planetaria todavía se mueve en creer que el hacer afuera y permanentemente, nos llevará a crecer y a encontrarnos, ¡cómo se deben estar riendo en sus tumbas y en sus palacios de gobierno, tantos seres humanos que jugaron con nuestra capacidad de amar para hacernos creer que la vida está afuera antes que en nuestro corazón! Pero, bueno, ¡se acabó!

Sentir antes de actuar, amar antes de dar… esto es un estado, es una vibración. Sentirnos a nosotros mismos y amarnos a nosotros mismos, porque el mundo es nuestra creación, que es un espejo de nuestro estado interior. Este caminar se puede compartir como una experiencia que cada uno puede llegar a vivir, pero no se puede enseñar, ¡enhorabuena! Porque se acabaron las escuelas de crecimiento interior y espiritualidad, las religiones que aunque creyeron liberar, sometían. El ser humano es único en su experiencia y soberano en sus actos, por lo tanto la única forma de compartir que es posible revelarse a tanta historia de poder de unos sobre otros, es con la valentía de ser uno mismo.

Hacer lo que uno sienta es hacerse a uno mismo, sin normas ni estándares. Hacer lo que se siente es volcarse al mundo desde un corazón hinchado de amor, no pensando más en la ruta a seguir, sino sólo caminar, porque habrá confianza en lo que uno verdaderamente es. Y esto muchas veces implica tocar el más profundo de los abismos que nos depara el salto al vacío de nuestro interior, donde lo único que nos queda es el amor por nosotros mismos como nunca antes pensamos que se podía amar.

El viaje que nos depara este tiempo de cambios interiores que están creando un nuevo mundo ya no consiste en conquistar el cielo, sino aterrizar con todas nuestras fuerzas y de una vez por todas. Vivir la tierra y todo lo que nos ofrece como la experiencia más divina conocida. Por eso me rebelo…y siento, ¡sólo siento y vivo, recupero mi experiencia como la conquista más preciada en la ruta de ser uno con la vida!

Y en este acto de rebelión voy siendo cada vez menos cosas de las que me fueron acorazando en la vida, con las que yo mismo creí protegerme. No tengo ni necesito ser algo para vivir pleno; es más, la tranquilidad llega a mi pecho cuando descubro que no tengo nada que hacer, que sólo soy el que soy, sin títulos, ni apellidos, ni propósitos.

¡Yo me rebelo…, siento y respiro!

Roberto Cabrera Olea
Revista “Uno Mismo”, Año 20 / N° 234 / Junio 2009